Romero dice que su imagen no está dañada, tras denuncia de amedrentamiento a periodista

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4 de
junio, 2019
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Texto y foto: Página Siete

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, dijo  que no cree que su imagen esté dañada después de la denuncia de amedrentamiento que hizo  el periodista de El Deber Guider Arancibia. La autoridad aseguró que siempre actúa con ética y transparencia.

“No creo, el ministro actúa con ética, el ministro actúa con transparencia, el ministro sustenta la solvencia de sus actos, en todo lo que se ha conseguido en materia de seguridad en estos años”, afirmó Romero en una entrevista que dio el viernes al programa No Mentirás.

El  20 de mayo, el periodista Arancibia denunció públicamente que fue víctima de amedrentamiento de parte del ministro Romero por sus investigaciones en el caso Pedro Montenegro, acusado de narcotráfico y de tener nexos con exaltos jefes policiales de Santa Cruz.

El comunicador presentó la grabación de una llamada del Ministro de Gobierno en la  que se le escucha decir a la autoridad:   “Yo sé que la tarea de ustedes es echarme basura”.

Análisis Observatorio de Defensoras y Defensores de Derechos

Las agresiones contra periodistas son vulneraciones que sobrepasan la protección de sus derechos. De acuerdo a los sistemas internacionales de protección de Derechos Humanos, el trabajo de la prensa es un aspecto importante en el ejercicio democrático de las sociedades, puesto que permiten el flujo de información hacia la ciudadanía, por lo que cualquier acto que menoscabe su trabajo afecta a la dimensión subjetiva de la libertad de expresión de todos, referida al derecho a recibir información. Este aporte de la prensa adquiere mayor relevancia si es que su trabajo es crítico respecto a las políticas públicas y el accionar de las autoridades estatales, interpelando la gestión gubernamental de manera directa.

Estas nociones, así como los Derechos Humanos y su contenido en general, son conocimientos obligatorios para los funcionarios y autoridades públicas. Las declaraciones del ministro Romero, en las que se libra de toda culpa, deja dos escenarios posibles: uno en el que la autoridad desconoce los estándares de Derechos Humanos, omitiendo sus deberes, y otro en el que, a pesar de conocer la implicancia de sus actos, no actúa de manera acorde a un Estado de derecho que respeta los Derechos Humanos.