18 de abril, 2024 | Redacción por: Sumando Voces
Foto: tomada de Sumando Voces
Los países se endeudan para poner en marcha nuevos proyectos extractivistas, los que, a su vez, generan impactos en el medio ambiente y, otra vez, los gobiernos recurren al endeudamiento para encarar esos impactos. Ese es el denominado círculo vicioso entre deuda, clima y extractivismo, donde están sumergidos varios países, entre ellos Bolivia.
Esa correlación fue puesta en evidencia en una charla virtual llevada a cabo este jueves en el marco de los preparativos del Foro Social Panamazónico (FOSPA 2024), que se realizará en junio de este año en Bolivia.
La charla se tituló “Desafíos de la transición: el problema de la deuda, la crisis climática y el extractivismo en los países amazónicos”, y contó con la participación de Juan Carlos Alarcón, secretario técnico de Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC); Soledad Betancur, del Instituto Popular de Capacitación de Colombia (IPC) y Sharda Ganga, de Projekta, Suriname.
Luego de exponer los altos niveles de endeudamiento de Bolivia y los efectos del cambio climático, Alarcón afirmó que “se constata la correlación de deuda, clima y extractivismo”.
Explicó que la fuente principal de divisas es la extracción y venta de materias primas a exterior, lo que genera poblaciones vulnerables por los impactos climáticos y luego, para cubrir “los millonarios daños y pérdidas económicas producidas por eventos climáticos, se requiere más dinero”.
La colombiana Soledad Betancurt coincidió en el concepto del círculo vicioso por lo que hizo un llamado para romperlo. “Hay que hacer sonar las alarmas para romper con este círculo vicioso”, expresó.
Alarcón explicó que Bolivia se encuentran en una situación de crisis económica debido a la caída de ingresos por la venta del gas, lo que ha llevado a un incremento de la deuda externa hasta alcanzar un 30% del Producto Interno Bruto (PIB).
Es más, dijo que, sumando la deuda interna, el endeudamiento del país ha sobrepasado el 50% de PIB. “Es una situación muy preocupante y hay una alarma roja”, comentó y recordó que las calificadoras bajaron el puntaje de Bolivia justamente porque existe un alto riesgo de incumplimiento en el pago de las deudas, lo que a su vez dificulta el acceso a nuevos créditos.
Explicó que casi 30% a la deuda se orienta a infraestructura vial y que uno de los acreedores para esa finalidad es China, país que condiciona sus créditos la contratación de sus empresas constructoras.
Y en paralelo va creciendo la actividad extractiva en la Amazonía Boliviana, con la presencia, según dijo, de 44 proyectos hidrocarburíferos, incluso en áreas protegidas; 14 proyectos hidroeléctricos y más de 2000 cooperativas mineras.
En medio de este panorama, el país ha vivido eventos extremos, siendo los incendios los de mayor impacto con el 31%, seguidos del retroceso de los glaciares, la deforestación, la reducción de la disponibilidad de agua y el brote de enfermedades.
Frente a eso, la Plataforma recomienda “hacer sostenibles las finanzas públicas y la deuda a través de reglas fiscales que limiten el sobreendeudamiento”, además de “implementar políticas para diversificar la economía nacional y darle mayor valor agregado a la producción”.
También propone “generar estrategias para canalizar recursos de donación para adaptación del cambio climático y para cubrir daños y pérdidas derivadas de eventos climáticos extremos”.
Y finalmente, indica que es “sumamente importante que los países industrializados cumplan con sus compromisos internacionales de movilización de financiamiento climático” y añade que sería ideal que esta subvención no agrave los problemas de deuda y no esté vinculada a prácticas extractivistas.